La cultura occidental caracterizada por una deficiente autoestima personal, con diferencias de autovaloración, de auto superación, auto liderazgo, de confianza propia, de esfuerzo, de mejoramiento continuo, de conquistar el éxito, de obtener rendimiento educativo por sí mismo, buenas acciones, de mejorar la presentación e imagen personal, etc.
Como padres, tenemos la gran responsabilidad de fomentar una buena autoestima en nuestros hijos. En muchas ocasiones, la baja autoestima infantil está muy relacionada con los malos hábitos y las dinámicas relaciones disfuncionales que aprendimos de nuestros progenitores. Si no damos importancia a estos aspectos en la crianza de los niños, corremos el riesgo de que crezcan y vayan consolidando algunos sentimientos negativos y una mala percepción sobre sí mismo.
La autoestima sirve para superar las dificultades personales
Cuando un alumno o cualquier persona gozan de autoestima es capaz de afrontar los fracasos y los problemas que lo sobrevengan. Dispone dentro de sí la fuerza necesaria para reaccionar y superar los obstáculos. En general es poco propenso al desaliento prolongado y, a menudo, obtiene mejores respuestas, que lo conducen a un proceso en su madurez y competencia personal. Sucede todo lo contrario con el joven o el adulto desprovisto de autoestima: los golpes que reciben en su vida lo quiebran, paraliza y deprimen.
Establece límites
Establece algunas reglas razonables y haz tu hijo las respete. Por ejemplo, si le dices que tiene que comer su merienda en la cocina, no le permitas que coma por toda la casa al día siguiente.
Es importante que sepa que algunas reglas no se pueden cambiar. Eso le ayuda a sentirse más seguro. Es posible que tengas que repetir muchísimas veces las reglas que estableciste, antes de que las siga. Procura ser clara y consistente, y muéstrale que confías en él y sabes que hará lo que esperas.
Ofrécele opciones
Para un niño de 2 años, una buena regla es proporcionarle dos opciones diferentes. Y es que a esta edad, tu niño no está listo aún para elegir entre demasiadas alternativas. Por ejemplo, pregúntale si prefiere ponerse la camisa roja o la amarilla, o si prefiere desayunar cereal de avena u hojuelas de maíz.
Cuando tenga 3 o 4 años podrás darle más opciones, y al mostrarle que confías en su capacidad de decisión, le ayudas a construir su autoestima.
Déjalo que cometa errores
Si pone su plato demasiado cerca del borde de la mesa y se cae, no lo regañes. Mejor pregúntale qué puede hacer de manera diferente la próxima vez para que no suceda lo mismo. Ayúdalo a entender que es normal cometer errores de vez en cuando y que eso no significa que deba sentirse mal.
Cuando tú misma cometas un error, admítelo con tranquilidad. Al reconocer tus propios errores y mostrarle que te recuperas sin dificultad, le estás enseñando a tu hijo una poderosa lección, ya que eso le ayudará a aceptar sus propios errores con más facilidad.
Facilítale el éxito
Ponle una banqueta al lado del lavabo para que tu hijo pueda lavarse solito los dientes y las manos. Guarda sus juguetes y libros en un lugar donde los pueda alcanzar. Cómprale ropas que se pueda poner y quitar sin ayuda.
Al darle los recursos que necesita para cuidar de sus propias necesidades, fomentarás su independencia y su confianza en la capacidad de hacer las cosas por sí mismo.
Celebra lo positivo
Haz un esfuerzo por reconocer, todos los días, las cosas buenas que hace tu hijo y dilo en voz alta. Le puedes comentar a su papá: José lavó todos los vegetales para la cena. El pequeño no sólo disfrutará de tus palabras de aliento sino también de los comentarios positivos de su padre.
Sé específica. En lugar de decir ¡Lo hiciste muy bien!, es mejor dar: Gracias por esperar con tanta paciencia en la fila. Tu pequeño tendrá la sensación de haber logrado algo y su autoestima se fortalecerá. Además sabrá exactamente qué fue lo que hizo bien.
Acepta sus emociones
Cuando tu hijo tenga una rabieta porque no se quiere ir del parque, procura ver las cosas desde su punto de vista. Para un niño de 2 años de edad, tener que dejar de jugar para irse a casa es, realmente, una verdadera tragedia.
Ayúdalo a sentirse cómodo con sus emociones definiendo o nombrando lo que siente. Dile: Comprendo que estés triste porque tenemos que irnos del parque. Si aceptas sus emociones sin juzgarlo, reafirmas sus sentimientos y le demuestras que lo que él dice es importante.