Guía para desarrollar la personalidad de nuestros hijos

La personalidad es un constructo psicológico de ordenamiento interior emotivo-conductual de una persona, invariable a lo largo de la vida, debido al desarrollo de un repertorio de patrones conductuales distintivos, con los cuales se identifica para actuar y comportarse: actitudes, pensamientos, sentimientos, emociones, actitudes, hábitos, etc.

Existe diferentes tipos de personalidad como: obsesiva, compulsiva, sentimental, creativa, extrovertida, introvertida, entre otras.

La personalidad obsesiva-compulsiva es una tendencia que el individuo siente por las reglas, el orden y el control, la personalidad creativa, caracteriza a los individuos que presentan pensamientos, ideas o conceptos que permite descubrir soluciones originales.

La personalidad extrovertida se distingue aquellas personas que expresan sus sentimientos o ideas con facilidad en sus ciclos de amistades. Pero, la personalidad introvertida a diferencia a todos los individuos pocos comunicativos, son reservados en sus emociones y pensamientos.

Ambos extremos no son convenientes es importante saber con quienes compartir momentos de amistad, porque muchas veces nos rodeamos de malas amistades, en estas circunstancias hay que saber callar y actuar con prevención.  Por el contrario, en reuniones familiares y amistades selectas hay que actuar comunicativos.  Sin embargo, nunca hay que abandonar el equilibrio emocional y saber y decir las cosas cuando convienen y siempre de forma correcta.

Por otro parte, la personalidad narcisista es aquella en la que el individuo siente admiración, vanidad por sí mismo, se puede decir que es un individuo que se siente enamorado y orgulloso de su aspecto físico y sus cualidades.

Sin embargo, la personalidad narcisista es vista como un trastorno de la personalidad en virtud de la exagerada sobrevaloración del individuo propio.

Las personas nacemos con una herencia de nuestros padres, una carga genética que forma las bases de nuestra personalidad, es una tendencia clara hacia unos rasgos determinados. Esto es solo una tendencia, que contribuye a nuestra personalidad futura, pero que no es determinante.

La personalidad en los niños

Desde el momento del nacimiento la personalidad se va formando en un continuo proceso de búsqueda y definición de la propia identidad. Este proceso se va completando durante los años de la infancia y adolescencia, a través de las experiencias y el aprendizaje de cada uno.

Al tratarse de un proceso que dura varios años, la personalidad va cambiando, va desarrollándose poco a poco, reforzándose, modulándose, y configurándose en lo que finalmente será. Los pequeños tienen que pasar por las distintas etapas de este proceso, y es normal que tengan dificultades y cambios, por ello debemos ser prudentes y tener paciencia

Es importante que los niños y niñas construyan de forma adecuada las bases de su identidad. De este modo serán adultos con una personalidad madura y firme, lo que implica poder expresar sus opiniones, no dejarse influenciar, ser autónomos, consecuentes y responsables. Una personalidad madura es además la base de una autoestima adecuada. Por todo ello si queremos que nuestros niños y niñas lleguen a ser adultos felices, debemos prestar atención durante los primeros años a la construcción de las bases de su personalidad. Y tener presente que como hemos mencionado, los niños y niñas empiezan a formar la imagen de sí mismos a través del reflejo que nosotros les transmitimos de lo que son. Es fundamental entonces prestar atención detallada a ese reflejo que les transmitimos.

¿Cómo podemos ayudarles a construir una personalidad madura?

Deja que el niño o niña se desarrolle en un ambiente de apoyo y que se sienta querido. Es fundamental que seamos pacientes y tratemos de entender sus cambios y sus etapas. Es común que en determinados momentos de búsqueda de identidad muestren rebeldía y quieran salirse con la suya. No desesperes y sé paciente sólo están tratando de reafirmar su yo.

Evita poner etiquetas y calificaciones. Evita las etiquetas típicas, no le califiques pues sí lo haces ellos creerán lo que dices y crecerán pensando que son así; y a la larga serán así.

Veámoslo con ejemplos: el niño tímido, tendemos a etiquetar y hacer comentarios del tipo “es un soso” ”es muy parado” “es muy raro, no habla ni se relaciona con nadie” el travieso decimos cosas del tipo “es un insensato, se le ocurre todo lo malo” el que llora mucho “es un llorón todo el día quejándose”

Con estas etiquetas estamos juzgando al niño, reforzando esa personalidad y minando su autoestima, pues aunque no sea la intención le estamos dando el siguiente mensaje “tu forma de ser no es la adecuada” como si fuera algo de lo que el niño debiera avergonzarse. Esto puede provocar que sientan un rechazo hacia sí mismos por su forma de ser.

Sírvele de ejemplo. Muestra una personalidad fuerte. No hay que confundir esto con una persona intransigente e inaccesible. Si no una persona madura, con las ideas claras, que actúa consecuentemente, que es responsable y que toma sus decisiones.

Ayúdale a conseguir un equilibrio entre la confianza y desconfianza. Se trata de que tengan una personalidad equilibrada. Que tengan la suficiente confianza en sí mismos, pero no sobrevalorada para que se protejan y se esfuercen. Si no tienen confianza no intentaran superarse, no tendrán una opinión firme y si tienen demasiada confianza, no aprenderán, no se esforzaran. Debemos dejarle que haga las cosas para que vaya cogiendo confianza y al mismo tiempo prevenirle de que tiene que tener cuidado y esforzarse.