La sobreprotección y sus logros educativos

La sobreprotección ha significado un recurso eficaz para evitar que nuestros hijos se contaminen con malos hábitos educativos o formen parte de fenómenos sociales, como el abandono escolar, el embarazo prematuro, drogadicción, entre otros.  Sin embargo, con el pasar del tiempo se han presentado problemas emocionales en el aprendizaje por pasar mucho tiempo en los celulares y porque los estudiantes generan conflictos emocionales en sus relaciones sociales, siendo los más vulnerables a riesgos de conflictos interpersonales los niños sobreprotegidos porque no disponen de habilidades sociales y emocionales para enfrentar fenómenos emocionales que otros niños o el mismo ambiente de aprendizaje lo transmiten, como agresividad, temor, bullying, decepción, tristeza, resentimiento.

Pese a las nuevas señales de formación colectiva que siguieren que el estudiante sea más liberal se puede apreciar que la vulnerabilidad es mayor cuando los hijos están desprotegidos por sus padres, por consiguiente, la protección sería un camino adecuado en la que un padre no solo muestre los caminos adecuados que deben seguir los hijos mediante premios o castigos, sino que deben guiarlo a tomar decisiones con pensamiento crítico guiado con una permanente comunicación, para poder ofrecerle ayuda inmediata a tiempo.

La relación de quienes se preocupan excesivamente por sus hijos llega a ser tóxica y limitante. Papá o mamá  quieren resolverles todos los problemas, diciéndole las respuestas de actuación que deben adoptar en situaciones específicas; sin embargo, la situación se presenta de muchas maneras disfrazadas al que el estudiante no sabe cómo responder y por lo general se muestra ingenuo a los ambientes negativos que se le presentan como es el caso del bullying, el acoso, malos hábitos y consejos.

Límites saludables

Una razón para proteger en demasía es el amor. Los padres no reconocen los tiempos que viven los hijos y les adelantan experiencias, los atienden como si no pudieran valerse por ellos. Hay un afán de evitar que se equivoquen.

Se debe distinguir entre amor paternal y sobreprotección. Amar a los hijos significa brindarle afecto, cuidado y protección, prepararlos para enfrentar la vida con salud y pensamiento crítico, con responsabilidades según su edad en un balance de control de auto liderazgo y equilibrio emocional.  La observación de los padres, maestros y personas que brindan acompañamiento tutorial son muy importante para conocer las desviaciones conductuales y emocionales que puedan experimentar nuestros hijos. De modo que los padres puedan brindarle atención sanitaria para preservar el bienestar mental y físico u otros requerimientos según el caso.

¿Quiere brindar seguridad emocional a sus hijos? No es necesario que intervenga en todas las áreas de sus vidas. Enfóquese en estar, en mantener en orden su sistema familiar.
“Es su presencia firme y amorosa, su autenticidad, la que provee a los hijos de seguridad. No es algo que se imponga”, advierte, “se genera gracias a que cada uno ocupa su lugar”. El padre y la madre no pueden abandonar sus lugares. Ni los hijos pueden ponerse a la par de los progenitores.

Autonomía necesaria y constructiva

La autonomía es el pilar de la seguridad personal. Sin ella, uno buscará apoyarse en ‘otros’ para obtener la certeza de que algo que necesita, o debe afrontar, lo está haciendo bien. “Las claves educativas son principalmente el apoyo y los límites de deseos o actuación, no la sobreprotección”, despertando el pensamiento críticos, el desarrollo de valores educativos, exposición de casos, foros juveniles, simulacros, compartiendo videos educativos, mensajes bíblicos, entre otros.

Es recomendable las siguientes estrategias:

  • Ser sensibles a las necesidades de los hijos, reconociendo cuáles son sus capacidades para lidiar distintas situaciones.
  • Guiar al niño o al joven, sin interferir o solucionar el problema, asegurándoles que pueden conseguir solos sus objetivos.
  • Los padres pueden enseñarles a controlar sus emociones, explicándoles cómo entender sus sentimientos, comportamientos y consecuencias.
  • Ayudar a los hijos a identificar estrategias de afrontamiento positivas, como respiración profunda, habilidades sociales y cognitivas y métodos de resolución de casos, entre otras.

Otra forma de enseñar a ser autónomos desde pequeños es asignar actividades en función de la edad, aconseja empezar lo más pronto. A los tres años pueden guardar juguetes con ayuda de los adultos. “La responsabilidad ayuda al niño a construir seguridad y autonomía”.

–Sea asertivo. No solo brinde información, abra espacios de comunicación y confianza.
–Evalúe cuánto de lo que enseña ellos están aprendiendo.

–Haga partícipes a los niños en la toma de decisiones que les afectan: ¿de qué color quieren pintar su cuarto?

–Intervenga en decisiones que impliquen invitaciones y salidas, considere lugares y horarios. Aprendizaje Seguro MSS brinda la oportunidad de ofrecer cursos regulares y vacacionales de calidad participativa, apoyados en técnicas de estudios y equipamientos de aprendizaje, como infocus, para proyectar recursos didácticos digitales en un ambiente de trabajo interactivo, flexible, atractivo y de fácil accesibilidad.